¿Sabías qué...?

LA PROBABLE SOLUCIÓN 
Los hidroclorofluorocarburos (HCFC) permiten la retirada progresiva de los CFC. Poseen eficiencia energética, toxicidad baja, son económicos en función de los costos y pueden utilizarse con seguridad. Los gobiernos e industrias apoyan su utilización global en aplicaciones que satisfacen las necesidades medioambientales y sociales importantes.
Las partes deberían seguir apoyando la disponibilidad y aceptabilidad de los HCFC.

Los HCFC poseen un potencial bajo de disminución del ozono, una vida en la atmósfera corta y, por tanto, un impacto medioambiental mínimo
Los HCFC disminuyen el ozono en hasta un 98% menos y poseen una vida en la atmósfera un 80% más corta que los CFC correspondientes que sustituyen.

Además de la aceptación medioambiental, las alternativas a los CFC deben ser funcionales, económicas y disponibles; los HCFC reúnen estos criterios
Las alternativas deben reunir los requisitos de tecnología, seguridad, toxicología y tratamiento, p. ej. funcionalidad para una aplicación determinada. Los sustitutos deben ser económicamente asequibles según su aplicación, incluyendo costos de capital. El mercado suele determinar estos costos asequibles. Algunas alternativas no están disponibles comercialmente o no puede disponerse de ellas en todas las zonas. La industria acepta únicamente aquellas alternativas que son competitivas en el mercado y son fáciles de conseguir.
La viabilidad económica de una alternativa determinará, en última instancia, el destino o aceptación de todos los sustitutos. Una aceptación generalizada de los HCFC supone ya su capacidad de aplicación en muchos mercados diferentes. Éstos son importantes en la transición para dejar atrás los CFC para todas las partes.




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